Hace unas décadas. Male y Werner Boltze. Dos personas, una sala de estar y un cofre lleno de pequeñas maravillas de Asia. Male Boltze se maravilló con estos objetos preciosos con los que podía decorar y mejorar su casa. Cosas pequeñas que le encantaron. Minucias con alma. Minucias con corazón. Ella también quería que otras personas disfrutaran de estos pequeños adornos. Y Werner ayudó a su mujer Male por el amor que le tenía, ya que quería verla feliz y que su sueño se hiciera realidad. Eso es una verdadera sociedad. Y ese ánimo de entendimiento llega hasta la actualidad de nuestra empresa familiar: estar junto a los comercios minoristas como un socio útil para ayudarles a crecer. No importa el lugar: desde una pequeña floristería de un pueblo en Schleswig-Holstein hasta una cadena con cientos de filiales en toda Alemania.